Amor en tiempos de COVID-19



¿Cuántas veces hemos dicho: “cuando tenga tiempo voy a buscar a Dios”? Hoy vivimos un tiempo complicado en el cual debemos permanecer en casa y muchos de nosotros nos encontramos sin saber qué hacer, aburridos y cansados del encierro. Sin embargo, éste es un tiempo en que Dios, en su misericordia, nos está otorgando una pausa tan necesaria para que el planeta descanse de nuestra contaminación, para que tú descanses de un modo de vida que te consume y absorbe
Ante esta realidad, ¿cuál va a ser entonces ahora tu excusa para no buscar a Dios? Es ahora que, aun sin pedirlo, Dios te está dando tiempo para pensar y meditar sobre cuán frágil es la vida del ser humano. También, para entender que el dinero no compra la felicidad, ni la salud, ni la familia. De hecho, en tiempos como estos, muchos de nosotros nos encontramos descubriendo que tenemos familia, pues día a día, la tecnología y las redes sociales absorben toda nuestra atención y consumen nuestro precioso tiempo. Es éste el momento para hacer un alto tan necesario en busca de descanso a los pies del maestro. 
Si estuviéramos a sus pies con la actitud correcta y preguntándole el porqué de todo esto que está sucediendo, Él nos respondería diciendo: “Si mi pueblo se humillare”, pero al examinarnos nos damos cuenta que no estamos dispuestos porque más fácil es doblegarse ante el sistema, que ante Él.
También diría “Y si orare mi pueblo”, pero cuántos de nosotros podemos recordar cuándo fue la última vez que elevamos una oración de agradecimiento, declarando que creemos en Él y en su magnífico poder. Continuaría diciéndonos: “y buscaren mi rostro”, pero tampoco tenemos memoria remota de cuándo fue la última vez que abrimos esa Biblia que hoy no es más que un pisapapeles sobre nuestra mesa. 
Y sin duda, también nos exhortaría diciendo “Si se convirtieran de sus malos caminos”, pero vivimos en tiempos en que dar rienda suelta a nuestros placeres y pasiones para vivir una vida egocéntrica, importa más que la sangre que Cristo derramó por nosotros para darnos perdón y una nueva vida apartada de esos malos caminos.
Si tú ya recibiste a Jesús como tu Señor y salvador personal, es tiempo de recordar que nuestra vida en realidad no nos pertenece, pues, fuimos comprados y por tanto le pertenecemos a Dios. Por eso, hoy es el tiempo perfecto para apartarse de ese camino que te da placer efímero pero que al final de cuentas solo te está llevando hacia la muerte. 
Es tiempo de reflexionar, de ser sensibles a los acontecimientos, reconocer cuán frágiles somos y que, si bien hoy estamos en la tierra, mañana posiblemente no. Hoy te animo a pensar..., ¿Qué más debe suceder para que te rindas ante Dios, ante tu hacedor que con amor eterno te escogió y predestinó para que cumplas su voluntad y le adores con cada logro y triunfo que experimentes, reconociendo que la honra es solo de Él?
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” (2 Crónicas 7:14)
Es preciso recordar que hay una esperanza viva, porque si hoy decidimos hacer nuestra parte, Dios es fiel para oír nuestro clamor y justo para perdonarnos sin importar lo que hayamos hecho.  
Tu Padre quiere venir a ti con sus brazos abiertos a recibirte, abrazarte, consolarte y recordarte que no estás solo; que Él siempre estuvo contigo aun cuando tu decidiste apartarte de su camino. A pesar de nuestra inherente inclinación al pecado, Él nos amó primero y dio a su hijo para que tú y yo seamos redimidos y alcancemos misericordia. 
Si no le has entregado tu vida a Jesús, es tiempo de reconocerlo como tu Señor y someterte a su voluntad agradable y perfecta. Entrégale aquellas cargas y problemas que te afligen. Permite que Él sea quien guíe tus anhelos y deseos para que experimentes esa paz que tanto necesitas. 
 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” dice Jesús; así que Él es quien te dará el reposo en estos tiempos de angustia. 
Y también te dice “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” Solo una decisión por Jesús te permitirá vivir al máximo cada día que Dios te regala. Disfruta de tu familia ahora que tienes esa preciada oportunidad, descansa sabiendo que la mano poderosa de Dios está obrando en tu vida y sanando tu tierra, a tu familia y tus relaciones.   
Tomemos pues la decisión valiente de humillarnos ante Dios mientras reconocemos que apartados de Él, no somos ni podemos hacer nada. Necesitamos ubicarnos en el único camino verdadero, que es Jesús. Entrégale hoy tu vida a Él, clama y pídele perdón por tus pecados, para que Él incline su oído a ti y escuche tu voz; el clamor de ese hijo amado que eres para Él y que quizás se extravío en el camino, pero que hoy se dispone con un corazón contrito y humillado a regresar a casa.   
Créeme que Dios no desprecia ni despreciará nunca una actitud y un corazón en tal condición. Si hoy tomas esa decisión, Él va a sanar tu tierra, y en medio de la incertidumbre y desesperación, Él traerá nueva esperanza y paz. Solamente ve a los brazos de tu Padre amoroso que quiere tenerte cerca nuevamente, para mimarte, cuidarte y protegerte, porque “El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente”
Ten la seguridad que, junto a tu Padre, estarás en paz y hallarás gozo y esperanza aun en tiempos en los que parece que todo afuera se desmorona.
Gloria sea a Dios 
El manto del Maestro







@elmantodelmaestro






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